Como parece sugerir su portada. Ch-Vox puede asimilarse como un viaje de exploración sonora hacia parajes inmateriales, oscuros y misteriosos. Un tema como "E-Hix" ilustrará dicha idea mejor que estas palabras. El último disco de Seefeel quizás sea el más difícil, el más minimalista. No lo sé. Lo cierto es que sí es el más breve (33 minutos), y que -también- resulta subyugante. Loops de interminable repetición, rítmicos a veces ("Hive"), inquietantemente apacibles en otras ("Utreat (Complete)"), actúan como soporte de las divagaciones instrumentales de Mark Clifford y sus guitarras ("Ch-Vox"), pianos y sabe Dios qué otros instrumentos. Es que casi todo, incluso las contadísimas participaciones vocales (no cantadas, ojo), ha sido objeto de procesamiento y conversión. Ch-Vox puede catalogarse como un disco de ambient, pero, teniendo en cuenta el cliché que ello representa, no sería justo someterlo a semejante encasillamiento. A diferencia de otros paradigmas del subgénero, muestra un uso funcional y no absolutista de la electrónica. Además, posee sets completos de despliegue creativo, cuya complejidad y nervio ("Net") evidencian la presencia de manos e inteligencias musicalmente superiores a cualquier máquina.
Fidel M. Gutiérrez.
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