El tema de la liberalización del consumo de drogas sigue siendo un tabú entre los allegados al poder de turno, hoy época de elecciones presidenciales es seguro que volverá a estar en el centro del debate. Creemos que es necesario derribar varios de los mitos construidos en torno a las drogas psicotrópicas y contar, de una buena vez, la verdad que muchos no quisieran exponer al conocimiento público.
Las opiniones vertidas en este ensayo seguramente incomodarán a los sectores más conservadores de nuestra sociedad pero debemos ser conscientes de que como comunidad hemos llegado a un punto en el que o tomamos la dirección sana y no egoísta o simplemente dejamos que el planeta se haga trizas, como viene ya sucediendo.
Desde tiempos inmemoriales las drogas psicotrópicas, entiéndase los alucinógenos como el ayawaska, el floripondio, la marihuana, los hongos, etc, han sido empleados por diversas culturas para facilitar el contacto entre el hombre común y el universo y/o sus dioses. Ahí radica el poder que estas drogas tienen para curar males endémicos de la sociedad capitalista mundial, en donde vemos todos los días como el hombre sigue siendo el peor lobo del hombre. ¿O alguien lo duda?
En palabras del investigador, filósofo y antropólogo estadounidense Terence McKenna, “inteligencia es lo que debemos tener para dar el gran salto hacia el hiper espacio”, McKenna en su libro “El Manjar de los Dioses” recurre a pruebas irrefutables, como estudios arqueológicos sobre distintas culturas "originarias", para afirmar que fueron justamente las drogas psicotrópicas las que permitieron que el mono se convirtiera en hombre gracias a la aparición en este del fenómeno de la conciencia o inteligencia suscitado por la ingesta de estas sustancias, las que por ese entonces abundaban de forma natural en el entorno. Así pues McKenna narra cómo desde épocas muy remotas cuando vivíamos en tribus y errores como el ego, la propiedad privada y demás no habían surgido aún el ser humano se encontraba inmerso en el camino hacia la sublimación vía "el arte" y los alucinógenos, camino que fuera cortado abruptamente por distintas situaciones - como la carestía de estas sustancias - que permitieron que esta época se olvidara y pasáramos a iniciar lo que ha venido en llamarse la Historia, con todas sus guerras, injusticias y contrariedades. “La historia de un error” como diría el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, así hemos dejado pues de potenciar nuestras capacidades espirituales y creativas por diseñar un mundo donde el hombre es esclavo de sus apetitos y sus taras, llámese estas racismo, egoísmo, explotación, religión, pobreza extrema, cambio climático, etc.
Los guardianes de la moral alzan su voz para decir que las drogas son un fenómeno casi demoniaco y que esclaviza a los hombres. No tienen ellos en consideración que la verdadera creación demoníaca es la sociedad que ellos respaldan, esta sociedad en donde la tecnología ha avanzado tanto que puede permitir disfrutar de inéditos placeres y confort a unos pocos elegidos mientras el grueso de la población del planeta lucha todos los días por sobrevivir dignamente; una sociedad en donde el apetito desmedido de poder por parte de quienes controlan la riqueza de las naciones ha originado que pongamos a nuestro planeta en una situación insalvable que vivimos día tras día con la contaminación ambiental, la toxificación de los mares, el agujero en la capa de ozono, et. al.
Este es el momento en que debemos decidir si queremos mantener el modelo que está arruinando nuestro planeta o si escogemos uno en donde el hombre continúe la evolución cortada de tajo por la aparición del ego “falso”, como dirían los hare krishnas, las castas, la propiedad privada, el monoteísmo, la monogamia, etc.
Por estas razones deberíamos dejar de ver a los alucinógenos como enemigos de la raza humana. Otra es la historia con sustancias como la cocaína, la pasta básica, el alcohol o el tabaco, creadas por el hombre en su afán de controlar a sus semejantes, de obtener riqueza y poder como lo comprueban de forma rotunda la influencia gigante de los narcotraficantes, poder que domina, incluso desde el Estado, el resto de la colectividad, de esa sociedad que los bien pensantes de turno defienden...
La ruta hacia un futuro luminoso como especie nacida en el cosmos que es lo real y superior a nuestras más alocadas y disparatadas ansias de dominación y egoísmo post modernos nos dirige hacia la matriz creadora de la vida, hacia la naturaleza. Las plantas sagradas están ahí esperándonos, tendiéndonos la mano para comunicarnos el secreto que anida en el corazón del universo que no es otro distinto a las verdades que nuestros más insignes poetas, músicos, visionarios y filósofos a lo largo de la Historia Humana han revelado y que, por desgracia para nosotros mismos, aún no acabamos de aceptar. Ya el alemán Friedrich Hölderlin lo postuló con asombrosa precisión hace un par de siglos: “el hombre es un mendigo cuando reflexiona y un dios cuando sueña”
Si no quieres ser parte de la destructora insania humana ya sabes qué sendero tomar. De todas formas como decían nuestros próceres en los 60’s: “si no eres parte de la solución eres parte del problema”.
Wilder Gonzales Agreda
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